SANTA CENA

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La celebración de la Cena Pascual de Jesús con los doce apóstoles ocupa un lugar destacado en la iconografía cristiana. La Cena de Leonardo Da Vinci finalizada en 1497 para la Iglesia de Santa María de Gracia de Milán, a pesar del rápido deterioro sufrido sobre todo por la mala técnica empleada en su ejecución, ha sido el referente para muchos pintores posteriores que en una especie de inercia y sin preocuparse demasiado de verificar el hecho situándolo en su contexto social, las costumbres y las modas de la época, repiten el mismo esquema del gran maestro Leonardo, incidiendo en parecidos fallos de documentación.

Todo mi respeto y admiración por la obra del genio, que pude contemplar antes de su última restauración, pero creo que es tan bueno sacar lección de los errores ajenos como de los propios, de modo que cuando se me encargó pintar una Santa Cena para la Iglesia parroquial de Nules me impuse informarme lo mejor posible sobre cómo se desarrollaba la cena pascual judía tradicional, su ritual, composición de la mesa, etc., pero dado el carácter excepcional del motivo a representar, aparte del realismo digamos arqueológico, y de la consulta a las obras de arte del pasado, vi enseguida la necesidad de recurrir a las opiniones de los teólogos y especialistas en el tema.

Como es natural en primer lugar acudí a los Evangelios, pero también al estudio del Papa Benedicto XVI que trata de forma esclarecedora de la Santa Cena, la controversia sobre la fecha de su celebración y carácter innovador, al ofrecerse Jesús como víctima, haciendo coincidir su crucifixión con el sacrificio del cordero pascual.

Tuve -como siempre ha sucedido entre quien encarga una obra para el culto que busca el efecto catequista, y el pintor, que inevitablemente persigue la perfección artística- las pequeñas discusiones que al final se convirtieron en valiosas aportaciones con el párroco de la iglesia mosén Esteban, quien impulsó el proyecto con valentía, del historiador y cronista de la villa y del arquitecto con quien acordamos los detalles técnicos del tamaño, elección de la perspectiva, montaje de la obra, etc.

De esta primera fase de documentación salieron los primeros bocetos que ya tenían en cuenta la forma de U invertida de la mesa, así como el emplazamiento de los comensales según su categoría, la moda romana de recostarse en divanes apoyando el brazo izquierdo durante las cuatro libaciones de vino, el cordero asado, el pan ácimo, las hierbas amargas, el plato reservado para le profeta Elías, etc.

El personaje principal durante la celebración de la cena ocupaba la segunda plaza del brazo derecho de la mesa, es decir, Jesús. A su derecha se situaría Juan, su discípulo amado, y a su izquierda otro personaje importante de los doce: Judas… así se explican algunas de las frases de los Evangelios como “me traicionará quien moja en mi mismo plato” o durante el lavatorio de pies “lavó los pies de los discípulos hasta llegar a Pedro” a quien situaría en el último puesto del brazo izquierdo de la mesa en alusión a la obligación de servir a los demás.

Mi cuadro pretende representar el momento solmene en que Jesús parte el pan y dice “tomad, comed, esto es mi cuerpo”.

Este anuncio inesperado debió producir consternación en el grupo que seguramente no comprendían de qué les estaba hablando y se vuelven hacia él con miradas inquisitivas. He tratado de expresar la curiosidad, la extrañeza, la incredulidad tal vez o el presagio de la tragedia, que la revelación anunciaba.

Me imagino a los discípulos como hombres jóvenes, exaltados por la posibilidad de estar ante un líder o Mesías que les liberaría del yugo romano, pero que a la vez introducía la idea del amor universal, del pacifismo y de una relación directa con el Creador que chocaba con los intereses de los sacerdotes.

Sé que un exceso de rigor científico-histórico-arqueológico, etc. puede enfriar el impulso de crear una obra de estas características, en la que se trata de conjugar la trascendencia religiosa que se pretende comunicar con la calidad artística de la pintura, y la pintura es un todo de idea, composición, luz, color, expresividad, emoción, etc.

Para la composición de mi cena he contado con la colaboración de una docena de modelos de edad apropiada, vestidos con túnicas, mantos, sandalias y turbantes de la guardarropía hecha para la ocasión.

Las dimensiones del cuadro son 700 cm de largo por 300 cm de alto. Lo he pintado sobre tabla fenólica y la técnica elegida ha sido la del temple de yema de huevo emulsionado con aceite espesado y barniz Dammar. La preferencia por esta técnica a pesar de su dificultad ha venido determinada por sus cualidades ópticas, el temple produce una pintura mate, de una belleza de colorido insuperable por otras técnicas, de una luminosidad que solo da la buena preparación “al gesso” y de una longevidad garantizada por la experiencia de siglos. El cuadro se colgará en el muro a una altura considerable lo cual me ha obligado a que las figuras sean mayores del natural y a reforzar su dibujo para mayor claridad de su contemplación desde lejos. Trabajar el formato grande y con la técnica del temple-óleo que ya usé en el retablo del altar mayor de la concatedral de Castellón ha sido una experiencia que por una parte me devolvía a la tradición renacentista por el tema, por la técnica, por el uso de andamios, por la relación con los comisionarios del encargo, etc., pero por otra parte me ha descubierto las maravillosas propiedades de una técnica hoy en día descuidada por los pintores, que prefieren el lienzo y las pinturas prefabricadas del comercio a la manipulación de los pigmentos puros y el contacto con los aceites y resinas naturales. Es decir, me ha devuelto al oficio tradicional del pintor.

Una vez el cuadro salga de mi taller adquirirá vida propia, quedando expuesto por lo tanto a interpretaciones críticas, a la aprobación o al rechazo… pero esa ya es otra historia.

Reportaje de vídeo en https://www.youtube.com/watch?v=UQirFGC-4xE&feature=share

Reportaje fotográfico en https://www.travercalzada.com/trabajos-realizados/retablos-iglesia-san-bartolome-y-san-jaime-de-nules/

(Fotografía de portada: Arturo De Las Liras)

 

1Comment
  • M.carmen
    Posted at 10:17h, 31 marzo Responder

    Increiblemente bella … Qué colores y delicadeza !

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